Liliana Heer

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Liliana Heer

 

 

 


Capone en septiembre

Por Liliana Heer

 

                    I

Espuelas de ave consentida

 

Quiero vivir con Al Capone

aprender a beber a robar a matar

que un barbero me corte a la garçon

vestir pantalones a rayas

torera blindada

corbatín

 

 

Romanticismo de la crudeza

muerte en las calles

lo hecho desecho

súbitamente reversible

 

 

El atajo de una ilusión asoma

si Capone me adopta

lo antiguo

será contemporáneo

 

 

Sin guerra no hay ilusión

tampoco pesadilla

 

 

Invocado varias veces al día

el ídolo surge

y todo se unifica

se dispara

se aventura

él gana la partida

no grita

susurra Ven conmigo

di sólo dos palabras Good bye

repítelas

Good bye

 

 

Alegría soberana

el ímpetu asciende reducido a una oración

Mejor seguir matando

dice Al todas las mañanas

 

 

¿Eso dije?

Cuán fácil meter serpentina en boca de famosos

hasta el último agujero

dialogar por aquí

por allá

plegarse a lo dicho

a lo no dicho

inventar presuntos

negar diferir deformar

quienes no actúan abusan

cuentan vuelven a contar

Capone en New York

en Atlanta

en Chicago en Florida

Capone en San Francisco

Capone en la Opera

Capone matón gerente

vendedor de muebles

usados

 

 

Capone analfabeto

Capone en el ayuntamiento

terrorista

benefactor

padre de familia

Capone vengativo putañero fanfarrón

Sumar

avanzar

seguir avanzando

esparcir

Propago crías en los rincones

las arterias

los conductos

sin tiradores de diamantes brillo en los callejones

delinquen usando mi perfil

soy estandarte de generaciones que odian la soledad

¿Cuántos guardaespaldas tiene un rey

un empresario

un futbolista un fiscal?

Fui el único capitán de industria sin cartel

Caruso estrechó mi mano Dempsey estrechó mi mano

superé la imaginación de una época

brillo en los callejones

soy ejemplo a imitar

 

 

¿Cómo hicieron

entre rezos y vómitos familiares

para convertir al pequeño napolitano

en el mayor mito del siglo veinte?

Lo juro

sin creer en Dios le prendería una bengala

En esta arbitraria repartija

la suerte estuvo de mi lado

cuando Don Luigi

un barbero tan barbero como mi padre

se negó a hacerme el corte a la Humberto

me cruzó la cara de un navajazo

 

 

Desangelarse es patético

mejor seguir matando

Cierto

eso dije al oír su nombre

me gusta que se llame Angie

some like it hot

 

 

Tengo una cicatriz en el párpado izquierdo

cuando duermo se ve

la primera noche

Al sostuvo una lupa sobre la vieja herida

cansado de indagar dijo

Si adivino me enamoro

 

 

Escondo la lupa

excluyo el mínimo riesgo

ante su hipótesis digo

No fue así no fue así

 

 

Haré disecar mi cicatriz

conozco el laboratorio de especímenes

del Doctor Deshimaru

soy amiga de su asistente

o casi

alterné con esa joven

entregada a los poderes de un hombre mayor

 

 

La fábula

circuló por nuestro barrio

con presteza de epidemia

se instaló simple menester

 

 

En las cercanías del cementerio

siempre hay algo por decir

no importa si pertenece a un recuerdo

un libro

un viaje

o es parte de otra vida

 

 

Los rumores

convergían en la palabra anular

a esa palabra le agregaron un artículo

el verbo se hizo trizas

pero el artículo bien podía aludir a un dedo

el cuarto

víctima de compromiso legal

o significar su opuesto

pretender derechos de anulación

 

 

Mi amiga asumía tareas cardinales

clasificar legajos

disponer mercancías

dar informes recibir

escuchar solícita afable complaciente

sonreír serenar comprender

rol modelado en fragua oriental

Un relicario del Pabellón de Oro

pendía de su cuello

Seguramente

cierto encanto errático

produce estar bajo dirección

 

 

No existen laboratorios semejantes

sólo el Doctor Deshimaru

naturaliza todo tipo de objeto

humano animal

virtual

Voluntad de conservar

desprendiéndose

un recurso tan ilusorio como eficaz

 

 

Siempre pensé en mi cicatriz

parecida a un tatuaje

dentro de un frasco el frasco en el armario

el armario en el sótano

allí donde mi amiga

bajó sólo una vez

 

 

Nos encontrábamos en la gran tina del edificio

situado en zona residencial

con cientos de salones

aulas cuartos pasillos recovecos

En otra época un convento de señoritas

todavía pulsa el piano alguna profesora

Bebíamos sake en cuencos cuadrados

masu de madera de ciprés

 

 

Debería volver

quitarle las zapatillas de piel negra

acariciar sus pies suaves telarañas

sin vestigios del andar

ni huellas delatoras

 

 

Pienso

mientras curto monólogo emboscado

No sea que Al viaje a Kioto

se bata a duelo con el japonés

la redima

la conquiste

la cautive

Odio los ménages à trois

 

 

Amo su ingenuidad

ignora la fuerza de estar en boca de todos

saber sin siquiera espiar

seguir la entonación

el repertorio las argucias

la mentira

variedad reptil lagarto camaleón

Soy quien hace hablar

mi nombre es cuerda

diga o no diga Angie lo que piensa

penetro su elucubrar

poseo el jubiloso beneficio de los inmortales